Relato 1
Relato 1.
Por: Huitaca
Después de unos meses charlando, decidí firmemente cortar de raíz toda comunicación con ese man que había conocido en "tinder", eso no iba para ningún lado, y si bien habia química, ninguno de los dos hacia nada para algo más cercano.Pasaron los meses, y en redes siempre era lo mismo, un "like" va, un "like" viene. Hasta que, un día cuando estaba trabajando, en la mañana me llega una notificación de "Instagram" con un mensaje de ÉL.
- Hola, ¿cómo estás?. Tiempo sin saber de ti. ¿Cómo ha ido todo?
Inmediatamente respondí. La conversación se fue dando, y me contó que estaba haciendo unas diligencias en la ciudad, realmente cerca a mi trabajo, por lo que sin pensarlo dos veces le propuse vernos en un bar cercano a la hora de mi almuerzo, tomarnos algo.Sin dudarlo, aceptó.
La tan ansiada hora llegó , y él, muy puntual, me esperaba en el lugar indicado.Hablamos, bebimos, nos dedicamos miradas. Nos rozábamos las piernas bajo la mesa, y risitas nerviosas envolvían la conversación.
- Vos me encantas, mujer. Tenés un cuerpo... Desde que te vi no he podido parar de mirarte las piernas.
- Mmm... Vea pues.
- ¿Aún tenés tiempo?- Me dijo mientras me dedicaba una de esas sonrisas picaronas. Ya se sabía cuáles eran las intenciones, y la verdad es que yo también quería lo mismo... Sexo.
Esa tensión sexual era palpable y me tenía loca. Después de aceptar, nos dirigímos al motel más cercano. Subiendo las escalas, me agarró la nalga y sobre la tela de la falda comenzó a tocarme la vagina. Ufff. Que camino tan largo hasta la habitación.En cuanto entramos y la pueta se cerro tras nosotros, comenzó el desmadre.
Nos besabamos carnalmente, él con manos temblorozas deshacía el nudo de la falda, mientras yo le quitaba el cinturón e intentaba bajarle el jean. Ese día, como para variar, no llevaba ropa interior. ¿Quién en sano juicio usaba algo que tallara?.La cara de sorpresa de él no podía ser más grande, pero inmediatamente fue reemplazada por deseo. Él terminó de desnudarse e inmediatamente su gran erección hizo protagonismo. Para mi sorpresa, decidió poner mi placer por sobre él.
El mejor sexo oral hasta ese momento en mi vida. Sentía que iba a estallar en cualquier momento, y mi orgasmo ya se acercaba. Eso lo motivaba aún más, y azotaba con más rapidez mi clítoris ya hinchado e hipersensible.Mis sentidos estaban aún más agudizados a causa del alcohol. En cuanto tuve el orgasmo, inmediatamente él se colocó el preservativo, puso mis piernas sobre sus hombros y me penetró con fuerza. Llevaba un ritmo demasiado lento pero firme. Estaba bastante desesperada, y comencé a rogarle por intensidad. Tras varios minutos de gemidos y ruegos, gradualmente fue aumentando la intensidad de las penetraciones, y cuando creí estár en la cima del placer, el paró. Se separo de mi, se acostó en la cama y puso mi vagina en su cara. Yo comencé a moverme sobre él en circulos lentos, mientras él chupaba, halaba, mosdisquiaba y lamia... Nuevamente sentia el familiar calambre en mis piernas y mi pelvis, se acercaba otro orgasmo y él lo sabía.
Me agarro de mis caderas y comenzó a intensificar sus caricias, mientras yo era incapaz de contenerme, gemía como una posesa y mi rostro era todo un poema.No aguantaba más , necesitaba ser penetrada. Me safé de su agarre, me ubiqué en su pelvis y el sin dudarlo me penetro, mientras yo me movía sobre él. Sentía su pene muy dentro de mi, mis paredes se contraían, abrazando y succionando.Tras varios minutos, el placer era abrumador, él rogaba a susurros en mi oído que me corrieran para él. El delicioso calambre tan familiar volvía a mi con más fuerza, acompañada de la sensación de orinar, algo nuevo. Entré en pánico pero mi cuerpo estaba en piloto automático, y sin pensarlo tuve el orgasmo más atróz, acompañado de un líquido transparente.
Él, excitado por la escena, en poco eyaculó y ambos nos entregamos al placer. Después de un baño acompañado de más sexo, nos vestimos, nos despedimos y yo volví justo a tiempo para continuar trabajando.